Por malambo en Invariancia.General | 2005-11-09
Esto de salirme de tema provoca algunos inconvenientes. Un amigo, al que hace mucho que no veo, me mandó un mail cuyo extracto publicable (sin insultos, quiero decir) explica este nuevo desliz en
Invariancia de escala:
"...es lo que sos!. Cómo vas a publicar el tango de Don Enzo y no posteas el tango de Galileo. ¡Mal amigo, 'juna gran siete! lo que hisiste [sic] es una traición nunca más te regalo un libro..." (y siguen los improperios de un cobarde que ni siquiera se anima a hacerlos públicos en esta bitácora)
Bueno, allí va. La milonga se llama
Milonga de Galileo y el taura, es de Leonardo Moledo, de quién sí publiqué algo hace unos días, y apareció por primera vez en su libro
De las tortugas a las estrellas,
Una introducción a la ciencia.
La Santa Iglesia de Roma
reivindicó a Galileo
después de tresciento años:
lenteja, asigún yo creo.
Pero muy pocos conocen
la verdadera razón,
y el secreto bien guardado
de tal reivindicación.
Sucede que en Buenos Aires,
allá en Barracas, que un día
se llamó Santa Lucía,
había un taura aficionado
a estudiar astronomía.
Se sentaba, noche a noche,
a orillas del Maldonado
a contemplar las estrellas
y meditaba asombrado.
"Qué taura tan grande fue
Galileo Galilei
malevo como el que más
y encima, varón de ley.
"Cómo se puede admitir
que le hayan hecho un proceso,
en el que casi lo queman
y después lo manden preso?"
Y un día como cualquiera
con el facón en la mano,
decidió cambiar las cosas
y viajó hasta el Vaticano.
Se fue derecho a San Pedro
y sin pedirle permiso
se plantó ante el propio Papa
achurando a un guardia suizo.
Y sin besarle el anillo
le dijo: "Su Santidá
permitamé que le hable
con entera libertá.
"¿Acaso la Iglesia cree
que el Sol se mueve a través
del cielo, y sigue ignorando
que es justamente al revés?"
Y dijo el Papa: "Hijo mio,
sabemos bien quién se mueve,
pero a arreglar eseenriedo
ahora nadie se atreve.
"Resulta casi imposible
reparar todos los daños
que hizo la Inquisición
hace ya trescientos años."
Y el taura: "Usté, como Papa,
tal vez lo pueda decir,
pero yo como malevo,
no lo puedo permitir."
"Arreglarlo", dijo el Papa,
"es una complicación,
hay que citar un Concilio,
tal vez una Comisión.
"Hay seiscientos cardenales
cada cual con su opinión,
¿usted sabe lo que implica
semejante discusión?"
"Mire, Papa", dijo el taura,
"no me importa lo que implica:
al amigo Galileo
usté me lo reivindica.
"Si no, Juan Pablo Segundo,
le voy a ser muy sincero,
me da el pálpito que pronto
habrá un Juan Pablo Tercero."
Contestó el Papa: "Hijo mío,
estoy lleno de problemas,
no trates de complicarme
trayéndome nuevos temas.
"¿Sabés lo que significa
manejar el Vaticano,
la mafia, la corrupción,
y el crac del Banco Ambrosiano?"
Y el taura: "Se lo repito,
le juro como malevo
que usté me lo reivindica
o tenemos Papa nuevo."
Al tiempo que esto decía,
revoleaba el facón
en las narices del Papa
con mucha resolución.
En fin, suspiró Juan Pablo:
"Cosas que el papado tiene,
¡solucionar un entuerto,
que no me va ni me viene!"
Y vista la circunstancia
el Papa salió al balcón
y proclamó: "Galileo
tuvo toda la razón."
2005-11-09 18:30 | 5 Comentarios