Por malambo en Invariancia.Sociología | 2005-07-28
En los sociosistemas, el vínculo entre dos actores es una conducta que los liga. La representación gráfica y matemática del actor es el nodo y la correspondiente a la conducta social es el
conector dirigido.
Pero tratemos de precisar un poco la noción de conducta social y dejemos para después su representación matemática. Sean
a y
b dos actores sociales de un sociosistema
S. Decimos que
a establece un vínculo social con
b en
S, si
a manifiesta una conducta que modifica el estado de
b.
Dada una definición coherente de
sociosistema y aceptando que los actores sociales pueden variar sus estados internos de una forma todavía no explicitada, la verdad que me gusta como suena la definición de
conducta. Sin embargo, esta definición es vaga por dos motivos.
El primero porque la noción de cambio de estado es imprecisa, aunque de forma provisoria podamos aceptarla en sentido amplio. Así, el estado de una persona puede modificarse incluso si no hay una manifestación externa de ese cambio. Basta que se modifiquen las conectividades neurales de su cerebro para que consideremos que la persona cambió de estado.
Los cambios de estado del cerebro son objetivos (acá me estoy peleando con alguien) y vienen estudiándose desde hace casi un siglo a partir de los estudios pioneros del brillante anatomista español Santiago Ramón y Cajal hasta hoy, que pueden verse en tiempo real en los monitores de los resonadores magnéticos nucleares orientados a la visualización.
Está claro que los sociólogos no hacen sus estudios de campo con resonadores magnéticos o tomógrafos bajo el brazo, pero la referencia a un hecho objetivo en la definición es necesaria para no caer en el error común de inventar conceptos incontrastables.
Este detalle, además, es conceptualmente importante porque muchos vínculos pueden generar cambios de opinión (e.d. cambios de conectividad de ciertas regiones del cerebro) que no se manifiestan inmediatamente en nuevas en conductas sino que permanecen latentes durante un lapso que es diferente para cada persona.
En nuestro caso, la modificación del estado del actor
b incluye, por supuesto, el cambio de opinión de
b y las conductas de
a serán conjuntos de manifestaciones externas con las que a comunica un mensaje.
La segunda dificultad de la definición ya no tiene que ver con el funcionamiento del mundo sino con la coherencia lógica. Había admitido yo que la composición del sistema puede ser compleja. Es decir, los actores (representados por nodos de la red) pueden ser subsistemas del sistema total, como empresas o familias que interactúan como un todo con individuos, otras familias u otras empresas.
En tal caso se pierde la claridad en la noción de vínculo porque se hace borroso el concepto de conducta, que está bien definido para los animales pero no para sistemas de ellos.
Es posible solucionar esta dificultad de dos maneras: O se amplía el concepto de vínculo para que admita las interacciones entre subestructuras sociales de composición diversa, o bien no se consiente que los actores puedan ser complejos.
La segunda opción implica la necesidad de tener simultáneamente en cuenta una enorme cantidad de vínculos cualitativamente distintos (los comunicacionales más los internos al actor complejo) sin aumentar el poder descriptivo de la teoría, puesto que, salvo por su estado de opinión, no nos interesa lo que pasa dentro de cada actor.
Una opción razonable sería reemplazar la noción de
conducta por la de
actividad.
La actividad social de un actor complejo puede definirse como la lista de conductas sociales de las personas que conforman su
frontera; es decir, la actividad de un actor complejo
A en el sociositema
S es el subconjunto de la exoestructura de
A que a su vez forma parte de la endoestructura de
S.
Si el actor es una única persona, entonces la noción de actividad se reduce de forma natural a la de conducta, puesto que cada persona es frontera única de sí misma.
Nota: al concepto de
frontera hay que tocarlo un poco más, le falta mayor precisión y va a ser importante para entender las transiciones de fase (fragmentación espontánea en islas de opinión, percolación o hegemonía, etc.) y la intersticialidad (¡vaya palabro!
betweeness).
2005-07-28 19:19 | 0 Comentarios