Por malambo en Invariancia.Sociología | 2005-12-06

Un hecho que me fascina es la emergencia de bandos, la separación en camarillas de un grupo cuyos integrantes habían realizado un considerable esfuerzo de unión manifestando conductas gregarias durante los estadios iniciales de la asociación.
Todos sabemos que las personas tienen la capacidad de reunirse y la manifiestan por medio de conductas gregarias. Pero ¿para qué se juntarían las personas? Una idea elemental es porque también somos capaces de planear, es decir, imaginar futuros posibles a partir de acciones concretas sobre el medio y la sociedad y nos damos cuenta que los objetivos nos sobrepasan.
Por otro lado, no tenemos que olvidar que manifestamos conductas para satisfacer necesidades (las necesidades son fuerzas psicológicas que impulsan las acciones humanas tendientes a alcanzar un nuevo estado homeostático) y si bien la
satisfacción física o psicológica de necesidades siempre pertenece al ámbito individual, existen necesidades que son sociales y que podemos clasificar en dos tipos: las individuales pero compartidas (e.g. comer) y las globales (e.g. vivir en un mundo en paz).
En el primer caso, las personas se asocian para satisfacer las necesidades conjuntas si no las pueden solucionar individualmente y si bien es posible que se generen nuevos vínculos sociales se me ocurre que es difícil que las necesidades de este tipo generen una comunidad específica. El segundo caso es distinto, los vínculos tienden a ser más estables porque cada uno de los implicados necesita un compromiso del otro, que implica, a su vez, un compromiso propio; ahora sí surgen normas que acotan nuestro abanico de conductas sociales a la vez que las estimulan hacia un cierto sector que harán más estable el intercambio. El vínculo adquiere valor y romperlo significa una pérdida para el integrante.

Uno u otro hecho ocurrirá según la característica de la necesidad que fue el germen de la unión. Necesidades permanentes (e.g. peligro de invasión de otros sectores sociales sobre derechos adquiridos) tienden a formar asociaciones estables (el gremio) por unos vínculos que son accesorios a la necesidad original pero igual de valiosos para sus integrantes. En caso de no existir la formación de estos vínculos accesorios, cuando la necesidad se diluye con la consecusión del objetivo la asociación se desintegra (e.g. construcción voluntaria de viviendas luego de un desastre natural).
Sin embargo, dado un objetivo general compartido (e.g. tener un país mejor o una cultura más racional), surgirán en el seno de los asociados distintas opiniones acerca de cómo lograrlo. La tesis es que la asociación de personas tras este objetivo específico se fragmentará en
clusters que compartirán la misma opinión y que estos clusters de opinión generarán
comunidades de opinión. Sin embargo, el proceso no es trivial y requiere de la existencia de líderes de opinión para aumentar su estabilidad y duración.
Parece ser que los líderes de opinión que emergen en estas circunstancias ayudan a que las comunidades resultantes de la escisión sean, cada una de ellas, más estables y cohesivas en su seno, pero también más indiferentes o refractarias a las comunidades adversarias, porque una de las características de estas nuevas estructuras sociales es la de poseer mayores y más fluidas relaciones internas pero menor cantidad vínculos intercomunitarios. Lo que antes era uno irremediablemente se ha partido y como la vajilla, al estar separado, juntará mugre en la hendidura.
2005-12-06 04:37 | 0 Comentarios